viernes, 15 de diciembre de 2017
LOS ÚLTIMOS JEDI
Me hago viejo. Tengo 42 años y hoy he asistido a un baño de realidad. Star Wars ha sido, es y será parte de mi vida. Pero hoy miro hacia atrás y creo que la saga tiene tres “errores”: Los dos primeros, La guerra de las galaxias y El Imperio contraataca, nos mostraron el camino donde el cine de aventuras se convertía en sublime y magistral. Desde entonces algunos vivimos esperando el milagro de sentir algo parecido. Sus secuelas, precuelas y series de TV, me enseñaron la valiosa lección de que aquellas obras maestras eran algo excepcional y que por tanto en vez de entrar en la crítica fácil “donde cualquier tiempo pasado fue mejor”, era mejor dejarse llevar y disfrutar con “simplemente” buenas películas de aventuras, entretenidas y que, aunque llenas de fallos y defectos, mantenían la magia y atraían a nuevas generaciones. Sigo defendiendo que esas películas, sobre todo los episodios 1,2 y 3, que han sido criticados sin piedad por muchos, son mejores films de lo que aparentan. Lo mismo para el episodio 7 que con su guiño descarado al inicio de la saga parecía que dejaba paso a un episodio 8 en el que por fin se reencarnaría el mesias deseado y volveríamos a ver El Imperio coontraataca. Pero entonces llegó el tercer “error”: Rogue One, alcanzaba lo sublime y volvía a las aventuras sin bromas fáciles ni situaciones absurdas y con la épica por bandera. Quizás por ello, hoy llegué al cine esperando si Disney tomaba el camino ºerroneo” que yo deseaba o el del resto del mundo Star Wars. Y, ¿qué me encuentro? Ambivalencias en dosis máximas. Casi dos horas y media en las que se hallan situaciones que rozan el bochorno y lo peor de la saga, con momentos de sorpresa, mensajes heroicos, valientes y magia. Para mi desgracia estos últimos no culminan del todo, dejándome con la miel en los labios.
Por eso digo que me hago viejo. Hoy tomo conciencia de que pido esas obras de arte adultas y mágicas, pero cuando no llegan no debo caer en la decepción absoluta. Hace tiempo aprendí que uno quiere más a su familia y amigos cuando reconoce y acepta sus fallos y errores. Star Wars es esa familia a la que siempre estaré unido. Criticar sus carencias me hace seguir amándola, pero no como un “hooligang” ciego, sino bajo la lupa de un adulto más comprensivo y con una visión más global. Los últimos Jedi, no es una buena película, pudo llegar a serlo pero no lo es. Tampoco un film fallido y despreciable. ¿Seguirá Disney enganchando generaciones y adeptos fieles por este camino? Si no intercala un Rogue One de vez en cuándo lo dudo, pero eso lo decidirán las siguientes generaciones. La mia, los nacidos en los setenta, ya hemos hecho nuestro trabajo.
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