Los acontecimientos de la mañana del 25 de diciembre de 1985 quedaron grabados a fuego en mi recuerdo. Como si me hubieran hecho un tatuaje en el cerebro. Aunque en el futuro quede reducido a una masa catatónica y babeante, sé que la huella de ese día seguirá ahí, completamente indeleble.
Con 13 años recién cumplidos apenas un mes y trece días antes, mis padres me informaron de que los Reyes Magos se iban a adelantar ese año y que Papá Noel tomaría más protagonismo que nunca. Yo había estado dando el coñazo con un Spectrum desde el verano, pero no imaginaba que la campaña de acoso y derribo iba a tener tales resultados. Mis padres siempre fueron muy estrictos con lo de no concederme caprichos y, si bien nunca me faltó de nada, tampoco me dieron todo lo que les pedí, así que no creía que el Spectrum fuera a caer. En rigor así fue, ya que el legendario ordenador de Sinclair nunca entró en mi casa.
Así que cuando me desperté el día de Navidad, acudí al salón y vi, fuera de la caja, esa cosa de carcasa gris y teclas negras tuve una mezcla de entusiasmo y decepción porque lo que yo quería era un Spectrum, no un Commodore 64. Todo el mundo que yo conocía que tenía un ordenador poseía el Spectrum, nadie un Commodore. Mi padre me contó más tarde que se había dejado asesorar por un amigo informático y que le había aconsejado que se decantara por esa opción.
Este post no va sobre que si el Commodore era mejor que el Spectrum, el Amstrad o el MSX. No. Es un homenaje que tenía ganas de hacer desde hace mucho tiempo y no sabía cómo hasta que llegó Jose con el blog y creó la sección RETROVILLE. Sí voy a vender, cómo no podía ser de otra forma, que era una máquina maravillosa, pero sin que ello vaya en detrimento de otras igual de mágicas de esa época dorada.
Mis prejuicios con el regalo desaparecieron en un instante. Exactamente el tiempo que tardó en cargar el primer juego de cinta en la Dattasette que venía con el ordenador. Daba por sentado que el Commodore 64 era una máquina muy inferior al Spectrum. Al fin y al cabo si mis amigos tenían esa pequeña joya negra de teclas de goma sería por algo. Cierto que durante el tiempo de vida de mi ordenador apenas conocí en Cádiz a una o dos personas que también lo tuvieran, pero a pesar de carecer de la versatilidad y la popularidad del Spectrum, disfruté el Commodore al máximo.
Después de soltaros todo este rollo, os cuento un par de detalles técnicos extraídos de la Wikipedia. El Commodore 64 tenía 64K de RAM y contaba con una paleta de 16 colores. Su reloj funcionaba a menos de 1 megahercio, pero sus excelentes capacidades gráficas y sonoras, hicieron de ella la computadora personal favorita de millones de usuarios caseros. Y un detalle llamativo. En España no tuvo tanto éxito, pero fuera sí. El Commodore 64 sigue siendo el modelo de computadora personal más vendido en el mundo. Se estiman sus ventas entre 12.5 y 17 millones de unidades. Los gráficos para la época eran impresionantes, pero no lo era menos el sonido gracias al chip SID (Sound Interface Device) 6581, que podía reproducir tres canales mono a la vez. Se compusieron bandas sonoras legendarias para los juegos de este ordenador.
De juegos os puedo dar una ristra de creaciones míticas de las que di buena cuenta. Muchas de ellas las conoceréis porque también estaban disponibles en otras plataformas. De los primeros que jugué, quedé impactado con The Dambusters, una especie de simulador de avión de la Segunda Guerra mundial en el que había que reventar una presa en Alemania partiendo desde Gran Bretaña y esquivando dirigibles y cazas Messerschmitt. La misión en la que se inspira el juego es un suceso verídico.
Otro juego genial fue Rambo First Blood, basado en la película Acorralado. Era el típico arcade al estilo del Commando. Tenía una banda sonora brutal que se reproducía mientras se cargaba el juego.
Como dije antes, mis dos primos también tenían un Commodore y vivían debajo de mi piso. Podéis imaginaros las horas de disfrute que echamos. Como la lista de juegos favoritos sería interminable, pongo sólo unos pocos ejemplos para que hablen por sí solos:
Impossible Mission
Match Day 2 (uno de mis favoritos)
Skyfox
Game Over (con una BSO espectacular)
One on One (con éste eché trillones de horas)
The Way of the Exploding Fist
The Last Ninja
Barbarian
Ghost'n'Goblins
Summer Games
Tengo millones de juegos más que recordar, pero como digo, la lista sería interminable. Se me quedan muchos en el tintero.
Mi Commodore 64 se averió hace 20 años y desde entonces está retirado del servicio. Sin embargo, aún lo conservo, como una pieza de museo, para mí de valor incalculable. Aquí lo tenéis:
Adoro este tipo de entradas por se le da valor a una consola/ordenador que muchas personas de hoy en dia no valoran lo mas minimo, a pesar de yo haber nacido en 1988 mi primer contacto con los videojuegos por suerte no fue la nintendo o megadrive que es lo que triunfaba en aquellos años, mi primer contacto fue nada mas y nada menos que una Sinclair ZX Spectrum que pertenecía a una tía mía y me siento tan orgulloso oye jajaja.
ResponderEliminarYo era muy pequeño pero cuando vi ese tablero abotonado con una pequeña tapadera que se semilevantaba y que en ella introducíamos los mismos cassettes que en un equipo de música y de ella surgían una serie de cuadraditos en la pantalla que misteriosamente se movían al son de esos botones que pulsaba pues en ese momento capto toda mi atención y caí presa de ese misterioso objeto.
Por eso si al ver una spectrum reaccione así, imaginaros cuando vi un commodore 64, que ofrecía mejor calidad en los juegos... alucinaba pepinillos jajajaja.
Se que te dejas muchísimos en el tintero por eso mismo te dejo aquí un el video de los 100 juegos de Commodore 64 resumidos en 10 minutos, que lo disfrutéis.
http://www.youtube.com/watch?v=eY2gK1MPgh8
Exacto Sukodragon. Es que no son sólo aparatos electrónicos que emiten sonidos y lucecitas. Los recuerdos vinculados a esa época perdurarán para siempre y son el verdadero valor de estos aparatos. He disfrutado muchísimo jugando solo, pero sin duda los mejores recuerdos que conservo, ya sea con el CBM 64, el PC o una consola, son de mí con uno o más amigos vibrando en torno al teclado. La máquina, en el fondo, es lo de menos.
ResponderEliminarAsí las cosas puedo decir orgulloso que nunca perdí un partido al Match Day 2. Ni uno, en serio. Ni contra la máquina ni contra un humano. Da igual la versión. Imbatido en el Commodore 64, Spectrum y MSX. Ya en los FIFA no valgo un duro. XD
Escelente artículo...no podeis imaginar la felicidad que me reporta este blog, que me traslada a dos épocas de mi vida fantásticas: los ochenta (por cierto...el Maestro propone que un día nos reunieramos e hicieramos una jornada de homenaje a esos años: películas, series, videojuegos,rol...siento adelantarme Maestro, pero es que tu idea me ha parecido genial,...) y lós noventa, en concreto mi etapa en Sevilla, donde en mi piso tantas y tantas horas dedicábamos (algunos están por aquí) a hablar de estos temas, incluso a rodar cortos...:), gracias a todos por recordarmelos.
ResponderEliminarInsisto excepcional subida TeMon, nunca jugué con el Comodore, pero cuando escuchaba que alguien lo tenía me parecía que poseía el novamás de los ordenadores, era como la NBA de los juegos,...otra liga. Lo mismo me pasó después cuando me hablaban del Amiga: "quien pudiera tener uno", pensaba...
El Commodore Amiga. Uf. Palabras mayores.
EliminarYo creo que con el commodore pasó como con los Beta, que la gente que entendían del tema los prefería pero los más vendidos eran los otros.
ResponderEliminarMuy buen post, y totalmente de acuerdo en que lo bueno era jugar con gente; yo el spectrum siempre lo asocio con mis hermanos, y los msx con otros amigos que los tenían y jugaba en sus casas.
Lo malo es que nos estamos volviendo de un nostalgico horroroso, yo he sido ver la lista de juegos de TeMon y entrarme ganas de llorar al recordad unos cuantos. Me veo esta noche recuperando el simulador del Spectrum y jugando a más de uno.
Con más motivo la necesidad de hacer el día ochentero...:)...esto es lo que tiene retroville
Eliminar/Mode cursi ON:
EliminarAh. Caballeros. Nostalgia de tiempos deleitosos.
Lo que nos emociona es echar atrás la mirada y recordar esos momentos de júbilo.
Mas no sintáis pesar ninguno, Maestro, pues es la felicidad lo que os embarga. Si sentís ganas de llorar serán de gozo vuestras lágrimas.
Volver a sentirnos niños es la ansia máxima que anhela nuestro espíritu porque es un fin de imposible complacencia.
Sin embargo, pese a que el paso del tiempo se muestre cruelmente implacable con la carne, el alma no conoce edad y es capaz de volver a sentir la dicha que creímos perdida.
/Mode cursi OFF:
Pero vamos, que al carajo todo y se monta un RETROVILLE OCHENTOIDE rápido
XD
Coño, que discurso más bonito.
EliminarPues yo me apunto el primero, asi que nada decir dia, hora y lugar y ahi nos veremos
ResponderEliminar¿Sera ésta la primera actividad en el Mundo Real (TM) de Year2BSW?
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